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Hace solo unos días falleció todo un mito del mundo de las dos ruedas,
el australiano Jack Findlay a los 72 años. Nacido en Shepparton en 1935,
fue piloto desde 1958 hasta 1978 y se podría decir que es uno de los que
han tenido una carrera más abultada. Fue pionero en muchísimos sentidos,
dado que fue el primero en ganar una carrera con una moto de dos tiempos, fue
el primero en ganar un GP 500 con una Suzuki (en el GP del Ulster en 1971) y también
fue el primero en ganar un GP montando neumáticos Michelin. En 1972 fue
campeón del Isla de Man Toursist Trophy y en 1975 además fue campeón
de Fórmula 750 para pasar al retiro en 1978. Había subido al podio
en 21 años un total de 24 ocasiones.
Sin embargo, Findlay nunca logró hacerse con el triunfo en la categoría
de 500 cc. Fue séptimo en 1965, tercero, en 1966, quinto, en 1967, y
segundo, tras Giacomo Agostini, en 1968. En los últimos años de
su carrera, disputaría el mundial de 750 cc, del que fue campeón
en 1975, pilotando una Yamaha.
Desde su retirada, Findlay fue un hombre clave en el mundo de las carreras
como director técnico de Grandes Premios de la Federación Internacional
de Motociclismo, puesto que desempeñó hasta su jubilación
en 2001.
Pero muchos aficionados veteranos le recuerdan por la película Continental
Circus, dirigida por Jêrome Laperrousaz en 1969; un documental que refleja
la verdadera historia de este deporte antes de la irrupción de los grandes
patrocinadores, los presupuestos millonarios y el glamour, falso o verdadero.
Sin actores, sin trucos, con imágenes reales de verdaderas carreras y
pilotos como protagonistas -entre otros, Giacomo Agostini, 15 veces campeón
mundial, y Santiago Herrero, que podría haberlo sido de no matarse en
el TT de Man en 1970, año que se estrenó la película-,
Continental Circus toma la historia personal de Jack Findlay como hilo conductor
y refleja las condiciones de vida de los pilotos privados de aquel tiempo.