El español Fernando Alonso ha recibido en Montecarlo, por segundo año
consecutivo, en el transcurso de la Gala Anual de la Federación Internacional
del Automóvil (FIA) el trofeo que le acredita como campeón mundial
de Fórmula Uno.
Vestido con riguroso frac, con pajarita incluida, hizo su entrada del brazo
de su novia Raquel del Rosario, también de negro. El asturiano ya no
es uno más de la tribu. Ya no es su primera foto junto a los grandes,
ésos a los que poco después se enfrentaría sobre el asfalto.
Los flashes lo recordaron. Ahora es ya un líder capaz de arrastrar a
miles de aficionados. Un doble campeón del mundo. Y así se presentó
ayer, convertido en un conductor imparable, si se atiende a su trayectoria.
Alonso, que correrá la próxima temporada con el equipo McLaren,
se proclamó por segunda vez campeón del mundo en el circuito de
Interlagos, Brasil, el pasado mes de octubre.
El asturiano tuvo la oportunidad de departir durante varios minutos con Loeb
y el italiano Flavio Briatore, director deportivo de la escudería Renault,
en una Gala que también tuvo como protagonista al alemán Michael
Schumacher, que se retiró nada más concluir el Gran Premio de
Brasil, que cerró el Mundial de Fórmula Uno de esta temporada,
tras haber conseguido siete títulos y que asistió con su esposa
Corinna.
Entre los campeones de las distintas competiciones que organiza la FIA también
se encuentra el madrileño Antonio Albacete, que ha vuelto a ganar el
Campeonato de Europa de camiones.
Era el último acto oficial de Alonso como piloto de Renault, y quiso
agradecérselo.
Fernando Alonso: “Este es el perfecto punto final a nuestra relación.
Me siento muy feliz por mi carrera en Renault, y ahora empiezo un nuevo desafío”.