Por detrás de Schumacher y Alonso, Fisichella ha completado el podio. Mientras Pedro Martínez de la Rosa ha finalizado quinto.

El siete veces campeón del mundo aventajó en la meta por 3,1 segundos a Alonso. Pero la película del Gran Premio de China ha sido muy emocionante, con momentos de euforia y otros dramáticos para los seguidores del piloto asturiano.
Hasta la vuelta 29 todo fue perfecto, Alonso dominaba la carrera con autoridad, su compañero Fisichella era segundo y Schumacher, que había partido desde la sexta posición, hacía grandes esfuerzos para remontar.

Sin embargo, el asturiano entró a repostar, cambió neumáticos —sólo los delanteros— y todo se torció. Perdió segundos a pasos agigantados hasta el punto de ser superado por su compañero y por el alemán. Un desastre atribuible al equipo.

"En las últimas vueltas he conducido con mucha atención, porque tenía una buena ventaja y la pista se estaba poniendo muy resbaladiza por la lluvia que empezaba a caer, pero nunca he temido que me alcanzara", manifestó el nuevo líder del Mundial, empatado a puntos con Alonso.

"Desde la salida me ha sorprendido que pudiera seguir el ritmo de los primeros, después me he podido acercar a Fisichella y en ese momento pensé que si no lograba adelantar a Fernando sólo perdería dos puntos, y antes de la carrera habría dicho que era un resultado perfecto".

Schumacher considera "muy importante haber reducido las diferencias con los Renault cuando la pista ha comenzado a secarse. El momento decisivo ha sido el paso de las ruedas de lluvia a seco, ya que sabía que si Fisichella salía delante mío, tendría problemas con la temperatura de los neumáticos y podría adelantarle en las primeras curvas, como así ha sucedido".

"Perdimos una gran oportunidad", dijo Alonso, "fueron 9 o 10 vueltas en las que estuve totalmente fuera de ritmo y pienso que fue allí donde terminó la carrera".

"Intentamos colocar los neumáticos secos para ver si sucedía un milagro, pero fue demasiado tarde".