A finales de 2006 habrá una actualización de la gama Mini. Lo más
interesante son los cambios en los motores de gasolina. También tiene cambios
en las suspensiones (que puede ser más cómodo), en la dirección
y en el aspecto de la carrocería y del interior.
En el momento del lanzamiento habrá un motor de gasolina de 1,6 l de
cilindrada con inyección directa, del que habrá dos variantes.
Uno es atmosférico y tiene 120 CV de potencia (lo llevará el Mini
Cooper); el más potente tiene 175 CV y turbocompresor (lo llevará
el Mini Cooper S).
Estos motores parten de un mismo bloque, pero tienen diferencias notables en
el sistema de admisión distribución (entre otras cosas). El de
120 CV tiene distribución Valvetronic (desarrollada por BMW); el de 175
CV tiene un sistema convencional de distribución variable continua en
las válvulas de admisión.
Ambos motores tienen medidas específicas para reducir el consumo. Entre
ellas, hay una bomba de aceite (movida por correa) de flujo variable, que es
capaz de mandar la cantidad de aceite necesario en cada momento (cuando menos
aceite sea necesario, menos fuerza hace falta para arrastrar la bomba).
Hay un ligero aumento de las dimensiones exteriores (el largo aumenta 60 mm).
Se mantienen las proporciones típicas y sus características estéticas,
como la parrilla de entramado hexagonal, los grandes faros, la ranura diagonal
entre el capó, las luces intermitentes laterales (reminiscencia del cordón
de soldadura que tenía el Mini clásico en ese mismo lugar) y los
pilotos posteriores en posición vertical.
El Mini Cooper y Cooper S tendrán una caja de cambio manual de seis
velocidades y, opcionalmente, una automática también de seis velocidades.
Para el Cooper S habrá disponible un diferencial delantero de deslizamiento
limitado.
En el nuevo Mini la dirección es electromecánica y tiene dos
ajustes posibles de dureza. Con el mismo mando con el que se modifica la dureza
de la dirección, también se cambia el tacto del acelerador para
que tenga una respuesta más directa.
Cuenta con el sistema DSC, que compensa estados de inestabilidad del coche,
que surgen si la calzada está resbaladiza o cuando el coche tiende a
sobrevirar o subvirar. Activa los frenos que corresponden y reduce el par a
través de la unidad de control del motor, consiguiendo que el coche recupere
su estabilidad.