El FR-V no esconde sus intenciones, pretende plantar cara a los monovolumen más
deportivos, esos de cinco o siete plazas que tan buena aceptación están
teniendo en el mercado. Para ello necesita un diseño moderno y que entre
por los ojos, eso lo tiene.
El FR-V 2.2 i-CTDi está a la venta en dos niveles de equipamiento Comfort
y Executive, por 25.300 y 27.800 € respectivamente. Está homologado
para seis plazas y tiene un motor Diesel de 140 CV, fabricado exclusivamente
por Honda.
No es casualidad que el 2.2 i-CTDI esté considerado como uno de los
mejores motores del mundo en su categoría. La distancia que media entre
el Honda FR-V equipado con el excelente motor de gasolina de la marca y el que
monta el diesel es simplemente abismal. Mientras que el gasolina obliga a manejar
el cambio con profusión, el i-CTDI permite olvidarse de la palanca y
concentrarse en el placer de conducir y en el disfrute del vehículo y
de la compañía.
Todos tienen climatizador y control de estabilidad. El más caro tiene
de serie asientos calefactados, faros antiniebla, faros de xenón, limpiaparabrisas
automáticos, cargador de discos compactos, llantas de aleación,
techo solar, espejos retrovisores plegables automáticamente y pomo del
cambio y volante forrados en piel. Estos elementos no los puede tener el Comfort.
Además, el Executive puede llevar tapicería de piel (30.100 €)
y un paquete de opciones que consta de tapicería de piel, navegador y
cristales tintados (31.600 €).
Sin ser un monovolúmen ágil, el coche parece que tiene reacciones
seguras y la carrocería no se mueve en exceso en los apoyos.
Las seis velocidades se engranan con suavidad y precisión, mientras
que el motor tira a cualquier régimen. Además, incluso en sexta
y a pocas vueltas la mecánica empuja con fuerza y permite buenas recuperaciones.
Una característica que se agradece al circular por vías rápidas.