En su comparecencia ante la Comisión de Seguridad Vial del Congreso, el
director de Tráfico propuso que se considere delito el conducir con un
gramo de alcohol por litro de sangre, es decir, con el doble del límite
reglamentariamente permitido.
Propuso también que se considere delito cuando se exceda en 60 kilómetros
por hora el límite de velocidad reglamentariamente permitido, y que tenga
asimismo consideración penal el que los conductores circulen, a pesar
de haberse quedado sin los puntos del nuevo carné, que entrará
en vigor en julio.
Resumiendo, podrán ir a la cárcel todos los que circulen a más
de 180 kilómetros por hora en autovía y a más de 110 en
ciudades o travesías y los que lo hagan con una tasa de un gramo de alcohol
en sangre.
Pere Navarro explicó, no obstante, que en Tráfico hay expertos
que abogan por que el nuevo Código Penal apunte que la tasa de alcohol
que se penalice sea la que supere un cien por cien el limite permitido, ya que
los conductores profesionales no pueden superar los 0,3 gramos y saldrían
«beneficiados» si sólo van a la cárcel a partir de
un gramo. Para ellos, la propuesta sería pena de cárcel si el
alcoholímetro marca 0,6.
El próximo 1 de julio entrará en vigor el carné por puntos.
Los conductores infractores reincidentes perderán el crédito de
12 puntos que el sistema otorga, por lo que tendrán que permanecer sin
conducir durante seis meses y volverán a examinarse para obtener nuevamente
el permiso. Si a pesar de haberse quedado sin licencia esos conductores continúan
conduciendo y no existe una medida coercitiva, el sistema de permiso por puntos
perderá eficacia, según el director general de Tráfico.
Para dar solución a este problema, Navarro cree que podrían aplicarse
diversas fórmulas, como considerar delito el que un conductor siga circulando
pese a haber sido privado del permiso de conducir.
Navarro explicó que el actual Código Penal sólo define
la temeridad manifiesta, en el artículo 379, como la conducción
bajo los efectos de bebidas alcohólicas «con altas tasas de alcohol
en sangre y con un exceso desproporcionado de velocidad».
Esa indefinición, según contó el director general de Tráfico
ante la comisión de Seguridad Vial del Congreso, provoca situaciones
que generan gran impotencia, ya que los fiscales devuelven a las jefaturas todas
las denuncias impuestas a conductores que iban 220, 240 y 250 kilómetros
por hora «pidiendo que se demuestren que se ha puesto en peligro la integridad
física de las personas para poder condenar».
La mayoría de los grupos parlamentarios se mostraron a favor de las
propuestas de la DGT e, incluso, plantearon ir más allá y convertir
en delitos algunas maniobras antirreglamentarias.