La empresa estadounidense Ford anunció este lunes 23 de enero que suprimirá
entre 25 mil y 30 mil empleos y cerrará 14 plantas para 2012, como parte
de un amplio plan de reestructuración, que resulta similar al de General
Motors, ante la pérdida del mercado estadounidense a manos de los fabricantes
japoneses.
Ford intenta parar la sangría de pérdidas de cientos de millones
de dólares de sus operaciones en Norteamérica con un plan de reestructuración,
denominado "el camino hacia adelante".
Bill Ford, presidente del Consejo de Administración del grupo y bisnieto
del fundador de la compañía, advirtió hoy de que la segunda
mayor firma del automóvil de EEUU tendrá que hacer "sacrificios
dolorosos para proteger la herencia de Ford y asegurar nuestro futuro".
En términos de empleos, el sacrificio al que se refiere Ford afectará
a entre 25.000 y 30.000 empleados de las 14 factorías, entre ellas siete
plantas de montaje, que el fabricante automovilístico cerrará
en los próximos años.
A esta cifra se suman otros 4.000 empleos asalariados cuya desaparición
ya había sido anunciada con anterioridad, además de reducir un
12 por ciento su equipo de directivos.
La restructuración tendrá un impacto negativo en el resultado
neto de 2006 porque Ford incluirá en sus cuentas los 250 millones y 220
millones de dólares, correspondientes al pago de indemnizaciones a los
despedidos y a la depreciación del valor de los activos.
La anunciada ayer es la segunda gran reestructuración de la marca en
cuatro años. Bajo el primer plan del 2002 cerró cinco plantas
y recortó 35.000 puestos de trabajo en todo el mundo. Momentos antes
de desvelar su nueva estrategia, la compañía presentó sus
resultados del 2005, en los que obtuvo un beneficio neto de 2.000 millones de
dólares, un 42% menos que en el 2004. Esta es la tercera vez consecutiva
que el gigante registra ganancias, aunque ensombrecidas por las pérdidas
en su propia casa.
Los ecos del anuncio llegaron hasta Washington. «Nos preocupamos cada
vez que alguien pierde su empleo, nos importa la comunidad», dijo Scott
McClellan, portavoz del presidente George W. Bush.