El Dakar de los cambios mira hacia el pasado, hacia el espíritu con el
que nació en 1977. Tras las muertes de Meoni y el español José
Manuel Pérez en la pasada edición, la seguridad se ha convertido
en una de las prioridades para 2006. Los pilotos no podrán sobrepasar los
150 Km/h ni 'abusar' del GPS. Marc Coma y Nani Roma volverán a ser las
bazas españolas en una cita que contará con Carlos Sainz como piloto
novato.
Siendo el Rally Dakar la prueba más difícil del automovilismo,
equipos de todo el mundo se preparan para brillar los primeros días del
año en esta competencia.
“Gracias a Carlos Sainz este Dakar va a ser histórico”.
Es así como define la participación del piloto madrileño
el responsable de la organización de la salida de la prueba en Lisboa,
el portugués João Lagos. La presencia de Sainz lleva consigo una
gran asistencia de público español que ya se siente por las calles
de la ciudad. Prueba de ello es la alta ocupación hotelera registrada
para esta semana tanto en Lisboa como en el sur de Portugal, coincidiendo además
con la fiesta de Fin de Año.
En coches en la salida de Lisboa parece claro que hay un favorito indiscutible
a repetir triunfo: Stephane Peterhansel. El galo es el auténtico mito
viviente del Dakar, donde acumula ocho victorias, seis en motos y dos en coches,
los dos últimos años. Nadie conoce mejor que el posiblemente las
infinitas trampas que esconde el desierto y, a día de hoy, se sitúa
un escalón por encima del resto de sus rivales. Además estará
al frente de un Mitsubishi, la marca dominadora en los últimos tiempos
con seis triunfos consecutivos en la prueba.
En total son 723 vehículos los que están siendo desde el pasado
miércoles verificados por 30 comisarios y de ellos 483 participarán
en la carrera, 177 coches, 232 motos y 74 camiones. Si el control marcha conforme
lo previsto, en dos o tres horas cada equipo consigue acabar con el papeleo
y pensar ya sólo en la carrera. Pero son muchos los que tienen que esperar
incluso diez horas hasta que les dan el visto bueno para tomar la salida, especialmente
los pilotos de las motos, que con la instalación del GPS han visto complicarse
el proceso de verificaciones.