No es un caso hipotético, es la realidad, según matiza Rubén
López Fernández, gerente de Gesticultura, empresa que se encarga
de la organización de los certámenes que se desarrollan en el
recinto de la Fundación Ferias y Exposiciones. Según dice, anteayer,
cuando aún no había finalizado el acto protocolario de la inauguración
ya estaba saliendo por la puerta el primer coche vendido. Lo compró un
avispado que ya lo había visto en el concesionario, pero esperó
a que lo expusiesen en este salón porque era uno de los que estaban en
oferta, espera que le permitió ahorrar mil euros.
Todos los vendedores ofrecen vehículos de todos los niveles y precios,
porque los concesionarios de marcas ponen a la venta los que recogen, y los
que se dedican exclusivamente al turismo usado también procuran que el
abanico sea amplio. De los cerca de tres centenares que invaden las dos alas
del recinto ferial y el pasillo central, el más caro es un Porsche, que
cuesta 120.000 euros. En el otro extremo, por 3.000 o menos se pueden adquirir
utilitarios del tipo del Renault 5 o del Seat Ibiza. Un Audi A8, con 72.000
kilómetros cuesta 27.000, y un A4, con 41.000 y dos años, vale
28.500 euros. Entre estas cantidades y los 2.000 o 3.000 citados, se pueden
adquirir la mayoría de los expuestos.
En este certamen el número de personas que van con la firme pretensión
de comprar es mayor que en el de los nuevos, en el que muchos visitantes son
gente que quiere conocer las novedades.