Una aventura se puede medir de muchas formas. Puede hacerse con datos: ocho días, 70 vehículos, 140 aventureros, 4.000 kilómetros. O puede hacerse con conceptos no cuantificables: sacrificio, solidaridad, satisfacción. También puede demostrarse a través de imágenes: de los distintos paisajes descubiertos en el camino, de las personas que te han acompañado en tu viaje, de los obstáculos que has tenido que superar. Lo midas como lo midas, Panda Raid 2012 ha tenido todos los ingredientes para ser calificado de aventura con mayúsculas.

El itinerario estaba trazado al detalle por la organización, un recorrido en línea dando prioridad a las zonas más desérticas y los grandes espacios. Durante las seis etapas del camino, los participantes alternaron grandes llanuras con paisajes montañosos o mediterráneos. Especialmente tortuosa fue una etapa-maratón de más de 830 kilómetros durante la cual los equipos tuvieron que superar dos días sin asistencia técnica ni campamentos preparados. A eso se unieron otras pruebas y obstáculos: la búsqueda de controles de paso secretos valiéndose únicamente de sus brújulas (no esta permitido el uso del GPS), pequeñas dunas y pruebas de navegación pura. Sin duda, encontraron la emoción y las sensaciones fuertes que buscaban.

La nota solidaria estuvo en la entrega por parte de cada uno de los equipos de 20 kg de material escolar y deportivo a las escuelas del sur de Marruecos. Los participantes fueron los encargados de conseguir el material, transportarlo en sus vehículos a través de las polvorientas pistas del trazado y donarlo al comenzar la tercera etapa en un acto especialmente emotivo.

Como anécdota, cabe destacar que uno de los coches se quedó a las puertas del ferry en Algeciras por rotura del motor. Los 69 restantes llegaron a la meta en Essaouira sin excepción, aunque algunos tuvieron que pasar noches en vela intercambiando piezas o reparando sus vehículos. La expedición la completaba un equipo médico y varios vehículos de asistencia mecánica.

Se trata de una aventura de lo más real con costes contenidos que, más allá de las cuestiones prácticas y mecánicas, se ha convertido más bien en una "escuela" en la que se aprenden nociones de confianza, conocimiento de uno mismo, autosuperación e ingenio. Y, más allá de todo eso, los viajeros coinciden en que lo más grande que se llevan es la sensación de compañerismo y amistad de los participantes.

Clasificación final:
4x2: Marcos Callejo y Enrique Sánchez
4x4: Alfredo David Machado y Javier Catafal
Equipo femenino: Cristina Olivar y Vanesa Díaz
Equipo universitario: José Manuel y Antonio Casanova