Esta vez, las cosas no salieron. El GP de Hungría se torció desde la primera curva de carrera para Fernando Alonso, quien terminó en la 11ª posición final, después de quedar sin posibilidades desde el principio. La carrera la ganó Kimi Raikkonen.

Todo duró unos pocos metros. Fernando iba superando con cierta dificultad al Toyota de Ralf Schumacher, pero este alargó la frenada un poco, cerró su trayectoria y su rueda trasera derecha tocó el alerón delantero del Renault del piloto español, el cual quedó dañado y se terminó desprendiendo definitivamente en el curso de esa primera vuelta, golpeando en su loca carrera al coche de Coulthard, que debió abandonar allí mismo.

Fernando se tuvo que detener en boxes a cambiar el morro, y eso le hizo perder definitivamente las opciones a estar adelante. A partir de allí, ni siquiera tenía posibilidades de entrar en los puntos, y rodó hasta final de carrera con el objetivo de quedar lo mas alto posible en la clasificación general, y así no salir a pista muy pronto en la crono del GP de Turquía. En definitiva, una carrera para olvidar para Alonso, pero a pesar de la victoria de su más acérrimo rival, Kimi Raikkonen, sus posibilidades siguen intactas en el campeonato.

Dijo Alonso el sábado que la salida y la estrategia en los repostajes iban a decidir el resultado final. Así fue. Raikkonen ganó dos posiciones, de la cuarta a la segunda, en el arranque, y en las paradas en el pit lane rebasó a Michael Schumacher.

Entrar en los puntos era una quimera. Ralf se había cruzado otra vez fatalmente en el camino del piloto ovetense, como el año pasado, cuando se resistió a ser doblado por Alonso cuando éste lideraba la carrera de Mónaco y la refriega terminó con un accidente del español. Las cosas no deben andar muy bien entre ellos, a juicio de la reacción del alemán al ser interpelado por el incidente en la sala de prensa: "¿Qué he tocado a Alonso? ¡Qué va, ni siquiera me he dado cuenta!".

A la mitad de la carrera, Montoya contaba con una cómoda ventaja sobre sobre Raikkonen y parecía encaminarse al triunfo, pero súbitamente su bólido se detuvo, en la 41a. vuelta, por un problema hidráulico. Sin Montoya, Raikkonen cruzó la meta con un margen de victoria de más de 35 segundos sobre Michael Schumacher, en una carrera disputada con temperaturas sobre los 45 grados centígrados.