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MAZDA CX-7 DIÉSEL
Fue hace tres años cuando el Mazda CX-7 pisó por primera vez España.
Desde la primera presentación dinámica a la que acudimos, quedamos
encantados con los atributos de este todocamino, que sólo se veía
mermado por su mecánica, un motor de gasolina con cuatro cilindros en línea
que entregaba 265 CV de potencia, demasiado para los gustos del cliente potencial
al que iba dirigido el producto en Europa. Desde el primer momento, la marca nipona
aclaró que estaban trabajando en un propulsor diésel para este modelo.
Finalmente, esa promesa se ha hecho realidad y ya hemos podido probar a fondo
este SUV de cinco plazas al que, por cierto, se le ha sometido a un pequeño
lavado de cara aprovechando la inclusión de esta novedad mecánica.
Ahora, el producto es mucho más redondo, puesto que aporta racionalidad
a un diseño que ya de por sí era apasionante y diferenciador dentro
de un segmento algo lineal.
Como decíamos, no es lo mismo mover los 1.800 kilos de peso del CX-7 con
el motor del anterior Mazda3 MPS que con un bloque 2.2 diésel que ya ha
sido probado a fondo en el nuevo Mazda6. Las prestaciones son buenas, el consumo
se ajusta una barbaridad en comparación con el propulsor de gasolina y,
por fin, la marca borra de la lista cualquier excusa que podría ponerle
un posible comprador en el concesionario. Por lo que hemos visto en nuestros días
de prueba, lo cierto es que el diseño -criterio muy subjetivo- tiende a
enamorar más que a ser criticado.
Su línea afilada con ciertas reminiscencias de coupé llama la atención
allá por donde pasa y la calidad de su interior está fuera de toda
duda. Con respecto al modelo de 2007, hallamos variaciones en la parrilla, elementos
cromados y faros antiniebla; además, como hemos podido testar una versión
con acabado ‘Luxury’, hemos de destacar sus preciosas ruedas con llantas
de 19’’.
Un catalizador tras el filtro de partículas reduce las emisiones al usar
'AdBlue', solución acuosa de urea
Pero la clave de este CX-7 está bajo el capó, donde descansa el
citado 2.2 CRTD con 2.261 cc. y 163 CV de potencia. Además de potente,
es un motor con clara vocación medioambiental, ya que se le ha instalado
un catalizador detrás del filtro de partículas para reducir las
emisiones gracias al ‘AdBlue’, solución acuosa de urea (su
depósito está bajo la rueda de repuesto y se rellenar cada 20.000
kilómetros por 25 euros). Además de menos CO2 a la atmósfera,
con él el CX-7 cumple con la normativa Euro5.
¿Y cómo va el coche? Pues en líneas generales va de cine,
aunque tiene algún pequeño defecto. El único ‘pero’
que destacamos es que ser ha mostrado bastante perezoso abajo, en las marchas
más cortas. En algún momento nos hemos quedado un poco ahogados
al encarar curvas cerradas en ciudad o alguna rotonda. Lo calificaremos de ‘pecata
minuta’, porque en cuanto abandona la ciudad y se pone a rodar, es un rutero
con mayúsculas, incluso, nos atrevemos a decir que es uno de los mejores
de todo su segmento (si no el mejor) en cuanto a comportamiento dinámico.
Su carrocería reacciona con rapidez y agilidad en zonas de curvas, mientras
que el motor demuestra una capacidad abrumadora, empuja de maravilla y brilla
cuando tenemos que realizar adelantamientos. Y todo ello sin menospreciar el consumo,
que después de cuatro días de prueba intensa y medio millar de kilómetros
a nuestras espaldas, fue de 8,8 l/100 km en ciclo mixto, una cifra notable para
un coche de estas características. Al volante nos hemos sentido cómodos,
con reglajes eléctricos para conductor y acompañante en nuestra
unidad de pruebas. Tanto la dirección como el cambio manual de seis marchas
pueden parecer algo duros a las primeras de cambio, pero con el paso de los kilómetros
se revela que ambos son más ásperos que la media porque la intención
de Mazda es que su todocamino transmita cierta deportividad al conductor, objetivo
que logra con acierto. Como SUV, fuera del asfalto se defiende, aunque tampoco
deberíamos exigirle mucho más allá de un tramo de pistas
de tierra, algo de barro… y poco más. Sobre todo si está equipado
con las ruedas que tenía nuestra unidad, lo mejor es no tentar demasiado
a la suerte porque, aunque tenemos de serie una rueda de repuesto normal, el perfil
de los neumáticos no deja de estar más enfocado a la carretera que
al campo.
En el habitáculo también hemos encontrado novedades con respecto
al modelo de 2007. En el puesto de conducción hallamos una nueva pantalla
multifunción (MID) y un volante que aglutina todavía más
funciones. El salpicadero se ha rediseñado y el cuadro de instrumentos
exhibe unos relojes más deportivos con atractivas esferas tridimensionales.
En cuanto a seguridad activa, hemos de destacar el sistema ‘RVM’,
que nos avisa cuando un coche está en disposición de adelantarnos,
algo útil si éste viene muy rápido o ha salido de un ángulo
muerto. Además de emitir un agudo pitido, en los retrovisores se nos indica
el posible peligro con parpadeos intermitentes.
Pasemos a la oferta de espacio para las plazas traseras, que es realmente buena.
Aunque las grandes dimensiones de la carrocería no se transmiten en un
interior tan gigantesco, sí nos ha parecido que las cotas de habitabilidad
en la zona posterior son buenas, incluso para tres ocupantes puesto que el túnel
de la transmisión apenas se muestra intrusivo en la zona reservada para
las piernas del pasajero central trasero. El maletero, por su parte, no es de
los más grandes del segmento con sus 455 litros, pero alcanza unos interesantes
1.348 si abatimos los asientos posteriores. Y ahí está otro de los
secretos de este modelo, en que para abatirlos y dejar un espacio de carga casi
plano no hace falta más que tirar de sendos tiradores en los laterales
del maletero y la operación se llevará a cabo de forma automática.
Mazda llama a este sistema ‘Karakuri’.
El equipamiento de nuestro CX-7 Luxury, el acabado más alto de la gama,
ofrecía seis airbags, faros de xenón, control de velocidad, tarjeta
de acceso y arranque sin llave, sensores de lluvia y de luces, ABS+EBD, control
de estabilidad y tracción, control por voz, climatizador automático,
asientos delanteros eléctricos y calefactados, escapes cromados.
((Noticia extraída de www.marca.com))
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