Documento sin título
Los recortes presupuestarios en Europa están poniendo las cosas
complicadas a General Motors (GM) para hacerse con las ayudas públicas
necesarias para financiar el plan de reestructuración de su filial alemana
Opel. Ante los obstáculos en el proceso, la dirección en Detroit
y Rüsselsheim ha decidido tirar de recursos propios.
"Está siendo más complejo y largo de lo anticipado",
admite en una nota, lo que le impide avanzar en el plan de reflote. El anuncio
con la retirada de la petición de ayudas públicas se hace una
semana después de que el Ejecutivo alemán rechazara la petición
de la automovilística para hacerse con un préstamo garantizado
por valor de 1.100 millones de euros.
"En estas circunstancias, y ante la necesidad de avanzar rápido
en el plan, hemos decidido financiarlo internamente", remacha en el comunicado.
La nueva GM, que emergió hace 11 meses de la suspensión de pagos,
cuenta ahora con más margen de maniobra y está preparando su pronto
retorno a Wall Street, donde podría captar más capital para hacer
frente a la reestructuración.
Pero GM recuerda a los Gobiernos europeos que Opel sigue atravesando por dificultades
financieras. Y que las razones sobre las que se apoyaba esa petición
de ayuda no cambiaron. Condiciones que aparecen recogidas en el plan de viabilidad
presentado a finales del pasado año, cuando el gigante de Detroit optó
por mantener la compañía en su estructura.
"Apreciamos el apoyo indicado por determinados Gobiernos, especialmente
el británico y el español, pero necesitamos seguir adelante",
apostilla el presidente de GM en Europa, Nick Reilly, que calificó de
"decepcionante" la decisión del Ejecutivo de Angela Merkel
de retirarse de la mesa. Unas ayudas que Reilly dice habrían contribuido
a mitigar el impacto de la crisis económica.
GM solicitó un total de 1.800 millones de euros a los Gobiernos europeos
para financiera el plan de reestructuración de Opel. Reino Unido y España
se comprometieron cada una a aportar 330 millones en préstamos. La parte
más grande de la inyección de capital público debía
de llegar de Alemania. Y hace dos semanas se cerró un pacto con los sindicatos
para reducir costes.
Noticia extraída
de: ElPaís.es