Más allá del caso español, el acuerdo suscrito y presentado en Bruselas por los dos gigantes del motor es una respuesta de calado a un sector en crisis que busca en la evolución y las alianzas un acomodo a las nuevas exigencias de mercados globales, respeto medioambiental y reducciones de consumo.

Carlos Ghosn, presidente de Renault-Nissan, precisó que lo de ayer "no es una fusión" sino una "cooperación estratégica, el punto medio entre una alianza y un acuerdo de cooperación para proyectos concretos". El trato establece que Daimler adquirirá el 3,1% de Renault y el 3,1% de Nissan, y que cada una de estas dos entrará con el 1,55% en Daimler. Ambos grupos estiman que las economías de escala de la nueva colaboración les ahorrarán del orden de 4.000 millones de euros en el próximo lustro, repartidos mitad y mitad.

Los tres fabricantes colaborarán en la fabricación de coches eléctricos, turismos pequeños, vehículos comerciales ligeros y en el desarrollo y utilización de motores diésel y transmisiones. "Pretendemos extender nuestra presencia a los coches pequeños", adelantó Zetsche, fabricante por antonomasia de vehículos de lujo y gran cilindrada. En perspectiva, colaborar en la futura generación de Smart y de Twingo, con sus versiones eléctricas, además de ampliar esa familia de utilitarios.

Los analistas hacen notar que la nueva pareja profundiza una relación de nueva planta establecida ya en 2006 por BMW y PSA Peugeot-Citroën para la fabricación conjunta de motores. Recientemente Volkswagen, el número uno europeo, adquirió el 20% de Suzuki en otra alianza con ambiciones globales.

En un entorno de crisis, demanda por vehículos pequeños, limitaciones draconianas de emisiones y nuevas tecnologías como la eléctrica, los fabricantes alemanes se ven forzados a buscar alianzas para producir coches ligeros.

Noticia extraída de: ElPais.com