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Va bene, bene, molto bene". Con una media sonrisa mezcla de orgullo e ilusión,
uno de los jefes de Ferrari resume el impacto del arrollador debut de Fernando
Alonso con el F10. No sólo hizo el mejor tiempo de la semana, 1:11.470
(tres décimas más veloz que Massa), sino que lo más impresionante
fue su ritmo arrollador. En tandas de 16 vueltas rodó constantemente en
1:12 bajos y 1:11 altos. Y después de sus primeros doce pasos por meta,
ya estaba a sólo dos décimas del piloto brasileño, su rápido
compañero de equipo.
La noche anterior Marc Gené, el probador de la escudería, resumía
el sentir de los técnicos del equipo: "Lo normal es que no logre
bajar el tiempo de Felipe, que lleva dos jornadas en el monoplaza y ya se ha
adaptado al nuevo coche". No fue así y de ahí el asombro
que ha generado tanto en el director técnico y padre de la nueva criatura
roja, Aldo Costa, como en el jefe de ingeniería, Chris Dyer, y el simpático
ex ingeniero de pista de Kimi, Andrea Stella.
A las diez de la mañana, la puerta del box de Ferrari se abrió
y los 36.400 espectadores gritaron emocionados ante un momento histórico.
La nube de cámaras, periodistas y empleados de seguridad era tal, que
los mecánicos del ovetense a duras penas lograron meter el monoplaza
en el box tras su vuelta de instalación. Desde ese momento, cera de la
buena. En esos primeros compases la armada española de la F-1 tiró
al máximo y la tabla de tiempos era de las inolvidables, y seguramente
irrepetibles durante el Mundial. Alonso era primero, De la Rosa segundo y Alguersuari
tercero.
Pedro ya tiene su Sauber C29 por la mano. Su ritmo con mucha carga, de 1:15
alto, está entre los mejores y es superior al de Kobayashi, al que igualó
prácticamente en la vuelta más rápida. Y Jaime, que sabía
que era su momento del día con menos carga de combustible, lo aprovechó
de maravilla y batió de lejos el mejor registro de Buemi, que siguió
sus evoluciones a pie de curva junto a Franz Tost.
Schumacher superó al joven barcelonés, pero se quedó a
un segundo de Alonso. El Kaiser tuvo que soportar las críticas de Briatore:
"No vas a ser más rápido por teñirte el pelo. Dejar
Ferrari ha sido una traición poco elegante". Y los primeros defectillos
de su monoplaza. Los Mercedes tienen problemas con el reparto de pesos y prometen
su difusor y alerón delantero de 2010 para los últimos test en
Barcelona.
Button, por su parte, vivió un día de adaptación al coche
que no tuvo que padecer Hamilton. El vigente campeón terminó quinto
mientras una bala roja acababa la jornada con otro 1:11.9. Alonso se bajó
del coche extenuado, saludó al público tras 127 vueltas y se fue
con la sensación de que el F10 puede llegar a ser un coche campeón.
Pero no puede decirlo, su experiencia en la Fórmula 1 le dicta que el
exceso de confianza suele ser el mayor enemigo de las victorias.
Noticia extraída
de: As.com