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Tuvo que pararse en una de las cunetas del circuito de Phillip Island. Y lo hizo
por diversas razones. Una, para llorar su felicidad en solitario. "Era evidente
que me merecía un minuto íntimo, para mí solo".
Dos, para asumir todo lo que había conquistado con un adelantamiento
magistral y una temporada redonda (cinco victorias y tres podios más).
"Cuando he superado a Bradley Smith en la penúltima curva he empezado
a rezar y, al entrar en la recta, he gritado: ¡por favor, por favor, que
gane!" Y, también, sí, también para poder archivar
en su mente la instantánea que acababa de ver al cruzar la meta. "Mi
novia y todo mi equipo encima del muro celebrando algo que llevaba toda la vida
persiguiendo". Y, al arrancar de nuevo con destino al podio, Julián
Julito Simón (Villacañas, Toledo, 1987) se acordó de todo
su pueblo, de sus gentes y de la fiesta que debía de haber en La Chamberga,
el local donde sus amigos se citan en el pueblo para ver cada domingo las carreras.
Julito llegó a dudar
Simon, un piloto de la generación Pedrosa, que incluso ha tenido como
protector también a Alberto Puig, tomó hace exactamente un año
una decisión decisiva en su carrera. Fue precisamente en Phillip Island
donde Jorge Martínez Aspar le convenció para que dejase la categoría
de dos y medio y descendiese a 125cc, donde Aspar, cómo no, le ofreció
una de sus Aprilia ganadoras. "Aquel día pensé que cometía
un error. No sé, tuve la sensación de que aún podía
pelear por ganar en el cuarto de litro, pero luego he sido el hombre más
feliz de la tierra al contar con un equipo a mi medida y gente que me quería
de verdad".
Simón, a quien un amigo de Villacañas llamó para que pudiese
oír el griterío de todo el pueblo --"¡illa, illa, illa,
Julito maravilla!"--, llegó a dudar de sus propias condiciones.
"¡Hombre! Cuando ves que pasan los años y tu trabajo no surte
efecto, piensas si sirves o no para esto. Pero, al final, sigues apretando los
dientes y confías en tus posibilidades. Al fin y al cabo, no solo peleas
por ti, peleas también por la gente que confía en ti y yo, al
final, les he podido recompensar a todos con un título que nos merecíamos
todos, todos", añadió Julito, que dedicó el título
a todo el mundo, pero especialmente a uno de sus tíos y al dueño
de Puertas Artevi, su primer patrocinador. Así de humilde y sincero es
el nuevo campeón del mundo, el 11° del motociclismo español
en toda la historia, tras la puerta que abrió Ángel Nieto.
Noticia extraída
de: elperiodico.com