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La alegría le duró a Alonso cinco vueltas. Hasta ahí disfrutó
de la carrera y abrió algo de hueco en cabeza, por primera vez líder
en un año para olvidar. Después llegó la pesadilla y un final
inesperado, digno de la FIA. Hamilton ganó, pero su regreso a lo más
alto del podio en una temporada esperpéntica quedó en segundo plano.
Un comunicado anunciaba la exclusión de Renault del Gran Premio de Europa.
Valencia se queda sin Fernando Alonso. Su equipo, expulsado. En su escrito,
los comisarios desmenuzan el incidente que vivió el asturiano con su
rueda delantera derecha y culpan a Renault de comprometer la seguridad por mandarle
a la pista con un anclaje mal ajustado tras el primer repostaje. El resultado
de la imprudencia convirtió al neumático en un proyectil dando
botes en pleno asfalto. La escudería recurrirá el castigo.
Los daños colaterales salpican directamente al circuito urbano de Valencia.
Sin Alonso, el atractivo en España se reduce al mínimo y complicaría
mucho cuadrar las cifras de un acontecimiento que está encontrando problemas
para sacar adelante la venta de localidades.
La ilusión de una pole prometedora se fue por los suelos de forma inmediata.
De pronto, el R29 comenzó a perder ritmo sin motivo aparente, a razón
de cuatro décimas por vuelta ante un Hamilton crecido. Problemas en la
bomba de la gasolina. Y luego llegó el drama a la salida de boxes, el
regreso a un recuerdo negativo, indeleble en el alonsismo. La maldita tuerca
y otra vez en Hungría, como en 2006, cuando media España odió
a un mecánico anónimo que con su fallo sacó de la carrera
a un asturiano volador bajo la tormenta.
Lo de ayer fue muy parecido, aunque por suerte para el ovetense esta vez no
tenía un Mundial en juego. Sólo la ilusión de verse con
opciones de llegar al podio en una temporada para olvidar. De ahí su
enfado nada más bajarse del coche, congestionado por el calor y la tensión
de ver cómo el regreso al cajón se esfumaba como por arte de magia.
En la carrera de abandonar el circuito, esta vez ganó Fernando Alonso.
Todavía quedaban treinta vueltas de carrera cuando tomó la dirección
del aeropuerto.
Lo peor llegaría unas horas más tarde, cuando ya volaba destino
a casa. Con el paddock a medio recoger y los camiones atravesados, el comunicado
de la FIA pilló a Renault descabezado. A la puerta del motorhome, Clarisse
Hoffmann, una de las agentes de prensa, se remitía al comunicado posterior
por el que Renault recurrirá el castigo para poder correr en Valencia.
Ciertamente, Renault escogió un mal día para cometer un desliz
con los protocolos de seguridad. El problema es que la rueda de Fernando Alonso
volando como un proyectil queda demasiado cercana en el tiempo al accidente
que hace un par de domingos costó la vida a Henry Surtees, hijo de John
Surtees, el único campeón del Mundo de Fórmula 1 y de la
categoría reina del motociclismo. En el circuito de Brands Hatch, al
suroeste de Londres, un neumático descarriado de otro de los competidores
en una prueba de Fórmula 2 golpeó a Surtees en la cabeza. Inconsciente,
el piloto perdió el control y se estrelló. Falleció en
el hospital. El accidente de Massa en Budapest, también golpeado en la
cabeza, hizo aflotar la sensibilidad en materia de seguridad. La sanción
a Renault es una consecuencia de todo ello.
Noticia extraída
de: FarodeVigo.es