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Las carreteras gallegas se convirtieron ayer en una trampa para los conductores.
Las lluvias que cayeron durante todo el día derivaron en un auténtico
caos circulatorio en el que los constantes accidentes y las retenciones kilométricas
de vehículos fueron sin duda protagonistas. En una jornada en la que se
registraron más de 120 siniestros de tráfico en toda Galicia, la
tragedia también estuvo presente con la muerte de dos personas en colisiones
registradas en el municipio pontevedrés de Caldas de Reis y en el coruñés
de O Pino.
"Los conductores no saben adecuar la velocidad a las condiciones climatológicas",
advertían ayer desde el Centro de Gestión de Tráfico del
Noroeste. Y es que la jornada lluviosa convirtió los viales en pistas
de patinaje. "Es un día de locos", resumía un agente
de la Guardia Civil de Pontevedra, que confesaba que había perdido la
cuenta del número de accidentes registrados en los viales de la provincia,
donde el más grave fue el que le costó la vida a una conductora
portuguesa de 34 años, E.O.A., en Caldas de Reis. El siniestro se producía
poco después de las once de la mañana en el peligroso vial de
O Pousadoiro, cuando la furgoneta que conducía esta mujer invadió
el carril contrario y chocó con un autobús de línea que
hacía el trayecto Caldas-Vilagarcía.
Esta conductora falleció en el acto, mientras que otras cinco personas
de entre 37 y 63 años –el conductor del autocar y cuatro de los
siete pasajeros que viajaban en el bus– resultaron heridas y fueron evacuadas
al Hospital Domínguez de Pontevedra con lesiones leves y menos graves.
La lluvia y la velocidad inadecuada fueron las causas de este aparatoso choque.
Más muertes
Otra colisión le costó la vida a un conductor en O Pino. El siniestro
se producía poco antes de las seis de la tarde en la carretera N-547,
cuando el vehículo en el que iba la víctima –que fue excarcelada–
impactó contra una furgoneta, tres de cuyos ocupantes resultaron heridos
leves. Y aunque las consecuencias no fueron tan graves como en los accidentes
de Caldas y O Pino, otro siniestro grave fue el que ocurrió en la autovía
A-52 a la altura de Melón, donde el conductor de un camión articulado
de tres ejes, José Luis L.R., de 41 años y vecino de Barbadás,
perdió el control de su vehículo por las fuertes precipitaciones
y se salió de la vía, despeñándose por un terraplén
con un desnivel de 50 metros. Los árboles amortiguaron el impacto en
un lugar de tan complicado acceso que los trabajos de rescate de este chófer
se prolongaron dos horas y media.
Otro siniestro con un camión implicado tuvo lugar en Lugo. El tráiler
iba cargado de madera y volcó tras salirse de la vía en la N-540.
Los bomberos excarcelaron al conductor, que resultó herido grave. Y hubo
muchos más acci-dentes: sólo entre las ocho de la mañana
y las seis de la tarde –un total de doce horas– se contabilizaron
hasta 121 siniestros en toda la comunidad.
Noticia extraída
de: FarodeVigo.es