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Era una decisión esperada en Alemania desde hacia meses, pero nadie, o
quizás muy pocos, sabían cuándo iba a producirse.
En una reunión extraordinaria, el consejo de vigilancia del constructor
de automóviles deportivos alemanes Porsche decidió dar luz verde
a la operación de compra del grupo Volkswagen. Esta operación
supondrá un desembolso del orden de los 10.000 millones de euros para
la firma de Stuttgart, teniendo en cuenta la actual cotización bursátil
de Volkswagen.
El presidente de Porsche, Wendeling Wiedeking, aseguró que el objetivo
de la operación es "crear una de las más fuertes y más
innovadoras alianzas automovilísticas en el mundo, que sea capaz de responder
al incremento de la competencia internacional". El resultado de la toma
de control de la mayoría por parte del fabricante de lujo será
"una colaboración justa y colegial" con Volkswagen, según
dijo Wiedeking.
Con el aumento de su participación en la compañía sueca,
la mayor empresa automotriz de Europa toma el volante para proceder a una posible
fusión amistosa con Scania y con el fabricante alemán de camiones
Man, empresa que a su vez posee el 17% de los derechos de voto de Scania y en
la que Volkswagen tiene una participación del 30%, porcentaje que lo
posiciona también como mayor accionista.
De la operación podría surgir la empresa líder en el segmento
de los vehículos industriales en Europa: Volkswagen, con fábricas
de camiones en Brasil; Scania, con sus plantas en Suecia, y MAN, en Alemania.
A fines de octubre del año pasado, Porsche logró vía libre
para hacerse con el control de VW, luego que el Tribunal Europeo de Justicia
sentenciara que la llamada “ley Volkswagen” restringe la libre circulación
de capitales.
Las autoridades antimonopolio deben estudiar la operación, algo que
podría durar todavía meses.